Hace un par de días se hizo de público conocimiento la aparición de Street View en 100 ciudades de la Argentina, e inmediatamente a la fascinación por esta herramienta surgieron muchísimos interrogantes respecto del derecho a la privacidad y la posibilidad de evitar que sea vea donde "uno vive".
Y es tan sencillo como buscar una dirección en Google Maps y que aparezca la fachada de ese domicilio.
Al margen de lo novedoso y atractivo de esta nueva herramienta, cabe destacar dos cosas: una es el simple hecho de no querer aparecer y entiendo que es un derecho. La otra es la necesidad de no mostrar, ante los riesgos que esto trae aparejado.
Independientemente de la razón que cada uno tenga, ya hace años el domicilio dejó de ser algo difícil de ocultar. Sea porque aparece en la Guía Telefónica o sea porque ya hay portales web que lo informan sin ningún tipo de restricción. Y cuando hablo de portales hablo de información suministrada por organismos públicos, como también a información dada por sitios ilegales que no viene al caso mencionar y que vaya a saberse como consiguen esos datos.
A quienes justifican el rechazo a Street View por cuestiones de seguridad, me parece más que comprensible. Pero el solo hecho de que alguien pueda pasar caminando por una calle y ver la vivienda de uno, es lo mismo que lo haga paseando por la web. Más allá de la inteligencia que se puede hacer a través de la web, éste dato en particular (el domicilio por uno declarado), es uno de los más fáciles de encontrar.
Por todo eso, y considerando las distintas opiniones encontradas que pueden llegar a presentarse, algo es necesario aclarar: el domicilio es un atributo de la personalidad, y en principio es y debe ser público. Se usa en todos los actos de la vida civil para la seguridad propia sino también por derechos de terceros.
Pero si a la foto de la casa en la que la persona vive, se le suma el nombre, el DNI, el teléfono y la foto del Facebook, esta combinación podría ser peligrosísima. Si antes debíamos estar atentos a situaciones indeseables, ahora más que nunca. Y no estoy dando ideas ni contando nada nuevo.
Creo que es un tema interesantísimo para encarar desde distintas aristas. Por lo pronto, Street View ya es un hecho. Y así como hoy uno puede pedirle a una empresa telefónica no aparecer en una guía, debería considerarse la opción de elegir aparecer o no en este tipo de herramientas informáticas.
Esto termina siendo otra clara demostración de la rapidez con la que avanza la tecnología y de los beneficios que conlleva, pero también de los riesgos que genera y la necesidad de encontrar la vía para protegerse.
Estas vías podrían ser el replanteo de la utilidad de la creación de Registros de Bases de Datos que nadie respeta y cuya creación parece responder a un mero objeto recaudatorio. Pero también el replanteo de la ausencia de sanción a quienes incumplen las disposiciones de las normas que los crean, y que no son otros que portales privados que consiguen bases de datos públicas. Porque dicho en términos sencillos, siempre se termina "pescando dentro de la pecera".
Cabe destacar, que los portales a los que me refiero son creados a efectos de recibir algún dinerillo con el ofrecimiento de espacio publicitario poniendo en riesgo seriamente la seguridad de las personas.
Y yo me pregunto, acaso Street View por más que se trate de un producto de Google ¿no está poniendo en riesgo la seguridad de las personas exteriorizando de manera visual dónde viven?
Reconozco que me encanta la tecnología y en particular me parece una linda manera de mostrar nuestras ciudades al mundo, pero me preocupa este tipo de cosas en donde se está en el límite de lo legal y de lo peligroso.
Y me permito agregar... ¿no habría sido mejor que Street View hubiera implementado la búsqueda mediante calles y alturas sin necesidad de mostrar una dirección exacta? Tal vez ese hubiera sido el punto de equilibrio ideal....
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