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martes, 27 de noviembre de 2012

Entre lo ético y no ético de ayudar al “hágalo ud. mismo”.


En estos días, se inició un debate muy interesante respecto a si está bien o no, publicar, difundir y/o compartir contenidos relacionados a nuestra profesión.

En realidad, creo que transmitir conocimiento siempre es positivo. Lo que en particular me hace un poco de ruido es el "para qué" uno lo hace.

Tema delicado si lo habrá, considerando que las razones que lleva a alguna persona a subir un contenido en la web, pueden ser diversas. A veces es simplemente solidaridad, satisfacción personal, construcción de la imagen digital, etc. Pero otras veces se hace con ánimo de lucro, o con la intención de generar un canal para luego ofrecer  servicios, etc. 

Y aquí aparece el tema en cuestión. ¿Hasta qué punto todo lo que se hace en la web está bien?


El planteo del debate se centró en si es ético o no ético publicar algo propio o ajeno que incite a una persona a hacer las cosas por sí misma sin el asesoramiento propio y necesario en cada caso. Aclaro que siempre admiré a quienes son autodidactas, pero fomentar a que alguien haga algo cuando sabemos que eso requiere conocimiento, experiencia, y criterio profesional es empujarlo a un problema que en la mayoría de las veces es de muy difícil resolución. ¿Y hacer eso, está bien?

Particularmente, siempre hice uso de todos estos medios, compartí conocimiento, y ayudé siempre que pude. Pero creo que a veces las cosas se confunden y quiero con este post, dejar en claro mi opinión esperando aportar aunque sea un granito de arena en esta especie de “vale todo” que se produce en Internet.

Para hablar en términos claros y para que se comprenda, transcribo el asunto a continuación tal como fue planteado en el ejemplo que disparó este debate:

¿Es ético publicar una nómina de formularios en pdf para que el contribuyente pueda completarlos por sí mismo?

- Hubo quienes consideraron que solo se facilitaba el trabajo a los gestores.
- Hubo quienes consideraron que era de mucha utilidad y ante la explosión de redes sociales,
consideraron que evitar que sea compartido sería tapar el sol con la mano.
- Hubo quienes consideraron que no debería afectar al profesional porque cobrar por eso
implicaría cobrar por la tinta que se gasta.
- Hubo quienes se sumaron a la movida y lo publicaron simplemente porque lo consideraron
útil y era contenido “de calidad”.
- Hubo quienes lo vieron como algo de utilidad, aunque únicamente entre colegas pero lo
publicaron o compartieron en espacios abiertos.
- Hubo quienes consideraron que era “algo menor” ya que la mayoría eran formularios de uso
habitual que una vez aprendidos, no requieren de ayuda alguna y que se pueden encontrar
navegando.
- Hubo quienes consideraron que era una forma de ayudar al contribuyente porque en las
agencias los asesoran mal.
- Y hubo quienes consideraron que era una forma de hacer “asesoramiento gratuito”, algo
prohibido por el código de ética.
- Pero también hubo quienes consideraron que atenta contra nuestra profesión ya que induce
al “hágalo ud. mismo” y me incluyo en esa opinión ya que detrás de “ese papelito”, es
necesario el asesoramiento personalizado.

Cabe destacar que considero que las oportunidades que nos brinda Internet, son fantásticas y debemos aprender a aprovecharlas. Pero creo que este tema, por más sencillo y básico que parezca puede tener variadas aristas y generar múltiples interrogantes. De hecho, generó opiniones y críticas muy opuestas.

En consecuencia, resulta necesario plantear las diferentes posturas que pueden llevar a una u otra opinión dependiendo del cristal con que se mire y para ello es necesario diferenciar “quien lo hace” y “para qué lo hace”. 

¿Y que lleva a alguien a publicar contenidos de esta naturaleza?

Y cuando digo a "contenidos de esa naturaleza", me refiero a simples formularios sin ningún tipo de explicación con el riesgo de inducir a que se hagan de manera incorrecta. 

Distintas son las razones que pueden llevar a un profesional a tener presencia en la web, y a compartir contenidos ajenos o a generar los propios.

-Puede ser que simplemente se haya subido a los medios como parte de una tendencia ya que es la forma de estar conectado y el hecho de compartir algo, es una acción como cualquier otra.
-Puede ser que genere los contenidos al solo efecto de tener tráfico para ganar dinero con la publicidad ya que es propietario de un sitio.
-Puede ser que simplemente esté construyendo su imagen o cuidando su reputación, subiendo contenidos de calidad.
-Puede ser que esté fomentando la construcción de la comunidad profesional y por eso comparte contenidos en espacios abiertos.

Ahora bien, independientemente de quien lo haga y el para qué, a mí me surge una pregunta: ¿Uno puede no hacerlo, pero cómo evita que lo hagan los demás? Y en esto considero que es como tapar el sol con la mano.

En fin, creo que todos y cada uno tiene sus propias razones para hacer lo que hace. Y no soy nadie para ponerme en la postura de abogada del diablo.

Si nos ponemos en legalistas, podríamos decir que cualquier nota periodística sobre temas de la profesión implica estar realizando asesoramiento gratuito, algo prohibido conforme lo establecido en nuestros códigos de ética.

Hay muchas cosas que hoy podemos hacer y que roza lo poco ético, como por ejemplo, publicar un libro o una guía de trabajos prácticos sin el consentimiento de sus autores. O hacer permanente copy/paste de notas periodísticas sin mencionar la fuente al solo efecto de conseguir tráfico para luego vender capacitación o hacerse de unos pesos por publicidad.

De hecho, todos sabemos que muchos usuarios comparten música, libros, documentos de todo tipo. Suben videos y fotos ajenas, usan logos institucionales, y realizan todo tipo de prácticas no éticas para generar tráfico o por lo que fuere, porque nadie lo regula y porque hay un vacío legal tremendo.


Pero en nuestro caso, siendo profesionales, creo que debemos ver un poco más allá, porque es justamente nuestra reputación la que está en juego. Y esto no significa creérsela ni nada de eso. Es simplemente cuidar aquello que tanto nos costó.

Hay otras cosas que hoy podemos hacer, que en otros tiempos hubiera sido imposible y que no dejan de generar opiniones contradictorias . A modo de ejemplo:

-Publicar doctrina propia que en otros tiempos, una editorial se hubiera negado –por las razones que fuere, ¿está mal?
-Interactuar con otros usuarios desconocidos a través de comentarios en un sitio o en una red. A veces se interpreta como “asesoramiento gratuito”. ¿Por qué?
-Orientar a un contribuyente que no sabe si encuadra en una obligación tributaria y que de antemano ya sabemos que no necesitará de nuestros servicios ¿está mal? ¿Acaso no sería peor, cobrar por algo innecesario?
-Publicar un tutorial sobre un trámite gratuito que una Institución pretende cobrar solo por haber firmado un convenio que “simplificaría” el trámite ¿está mal?

Creo que podría seguir dando ejemplos de todo tipo respecto de lo que se puede, se debe y lo que se hace. Pero ante todo este descontrol, solo me resta actuar conforme lo que establecen los códigos de ética en cuanto a la mesura, el decoro, y el respeto por los colegas.

Internet y en especial el surgimiento de la web 2.0 nos brinda innumerables oportunidades. Creo que estamos atravesando un momento en que todos queremos explotarlas y eso nos lleva actuar de manera desmedida.  

Es necesario que pensemos siempre dos veces lo que hacemos e intentemos fundamentarlo para no inducir a quien está del otro lado, a erradas interpretaciones.

Pero en especial, solo me resta proponer que actuemos conforme nos dice el sentido común, es especial siendo coherentes con nosotros mismos y considerando la definición de la palabra ética, que no es otra cosa que “hacer bien el bien”.

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